“Había una vez tres muchachitas que fueron a la Academia de Policía. Les asignaron misiones muy peligrosas. Pero yo las aparté de todo aquello y ahora trabajan para mí. Yo me llamo Charlie…”
Así comenzaba una de las series de televisión más populares de los años setenta, “Los ángeles de Charlie”. Recuerdo perfectamente el primer capítulo que ví, fue una noche electoral de 1978. En aquel entonces, el recuento de votos era muy lento y Televisión Española ponía una programación especial, que duraba toda la noche, mientras se realizaba el escrutinio, eso era todo un lujo para un crío en esa época, ¡¡televisión hasta altas horas!!, estaba claro que la democracia solo traía cosas buenas. Esa noche, también emitieron el primer episodio de otra serie no menos mítica, “Vacaciones en el Mar”, ¡vaya par de dos!
Pero volviendo a “Los ángeles de Charlie”, tras este democrático y electoral arranque televisivo, se siguió emitiendo, ya de continuo, los sábados por la tarde, con lo que la mitad de los niños y adolescentes del país quedamos enganchados con las andanzas de las tres “mozueleas”.
¡Tres intrépidas policías metidas a declives privados! Aunque parezca mentira, desde la perspectiva de hoy en día, la serie fue una verdadera revolución, ya que rara vez, las mujeres interpretaban papeles en roles usualmente establecidos para hombres. Aquí las chicas eran los que daban los mamporros y resolvían los problemas. Esta, no fue la primera serie de este tipo, “La Mujer Policía” con Angie Dickinson y “Christie Love” con Teresa Graves, fueron las autenticas pioneras, pero los “ángeles” serían infinitamente más populares.
Las intrépidas “detectivas” representaban a un tipo diferente de mujer, cada una de ellas, y respondían a los nombres de: Sabrina Duncan (Kate Jackson), la inteligente y por defecto, la menos agraciada físicamente, además de la más recatada a la hora de vestir, jerséis de cuello alto, chaquetas y pantalones corte sastre, y cosas por el estilo; Kelly Garret (Jackyl Smith) era la guapa de corte clásico, parecía además, la más modosita y candorosa, lo que se dice un ángel de buen corazón; y por último, Jill Munroe (Farrah Fawcett), la sexy y deportiva, y por supuesto rubia, que es como las prefieren los caballeros, a eso ayudaba, que además, nunca llevara sujetador. Sus interpretes se convirtieron inmediatamente en celebridades, particularmente, Farrah, la rubia y mi favorita, ¡faltaba más!. Aunque siempre hubo controversia entre quien era la más guapa, la más lista, en definitiva, la mejor. Esta discusión se acentuó cuando Farrah dejó la serie y fue sustituida por Cheryl Ladd, interpretando a Kris, la hermana pequeña de Jill.
Farrah, un verdadero fenómeno sociológico en USA, país de origen de la serie, no acabó de cuajar en España, por lo que yo, tuve que encargar uno de sus famosísimos “posters” a los EEUU, en persona. Este fue la posesión más preciada de mi adolescencia.
En las discusiones sobre el mejor de los ángeles televisivos, “mi Farrah” no solía quedar muy bien parada. Obviamente era “envidia”, pensaba yo, pues evidentemente, no había otra igual. ¡¡¡Si, incluso, preferían a la sustituta!!! España siempre a sido muy dada a destrozar mitos.
El tiempo que la serie se estuvo en antena, las niñas de medio mundo jugaron a ser uno de esos “ángeles”, cada una elegía a su favorito, según sus preferencias, y ya tenían entretenimiento; los niños, sin embargo, veían la serie con ojos menos lúdicos.
A mi me dio un “patatús” cuando me tocó ir a catequesis los sábados por la tarde, justo a la hora de emisión, ya que siempre me perdía el comienzo del episodio, por lo menos llegaba al desenlace. Mientras iba hacia mi jornada semanal de “ejercicios espirituales”, fantaseaba sobre la posibilidad de que existiera un aparato donde yo pudiera grabar el episodio. Sin quererlo, inventé el video-grabador. ¡¡lastima que no patentara la idea!!
Luego, la serie llegó al cine, en forma de dos películas, que no hicieron olvidar al trío original de los setenta. Incluso, recientemente, han vuelto al formato televisivo, sin éxito.
También llegaron noticias sobre la muerte de Farrah, tras luchar, infructuosamente, contra un agresivo “cáncer de ano”. Sus otras dos compañeras, también padecieron cáncer que han logrado superar. Lo cual nos debe hacer recordar que si, incluso, los “ángeles” pierden sus alas, que no nos pasará a nosotros, simples mortales.
¡¡¡A vivir, que son dos días!!!
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