Vistas de página en total

lunes, 14 de noviembre de 2022

Liza: La Vida es un Cabaret


      Descubrí a Liza Minnelli en la Navidad de 1.977, cuando ya era una superestrella por derecho propio. Hija Judy Garland, posiblemente la mayor estrella musical femenina del Hollywood clásico, y Vincente Minnelli, uno de los mayores directores de musicales del la Metro, parecia destinada a brillar en el mundo del espectáculo por nacimiento, sin embargo, su triunfo lo consiguió a base de tesón, tiempo y talento. 

      Aunque ya era una de las celebridades mas indiscutibles de la decada de los 70, yo, no fue hasta que la vi felicitándonos unas muy alegres Merrry Christmas en el primer anuncio televisivo de Freixenet con estrella internacional que se hizo en España que no la presté atención. En realidad se trataba de recotes de su celebrado y multipremiado show de 1.972, Liza with a Z, con el que había ganado un Emmy y que no llegó a emitirse nunca en la España de la Primera y Segunda Cadena. En medio de vistosos números musicales al más puro estilo Broadway se insertaba muy inteligentemente un dorado luminoso que decía Carta Nevada, así daba el pego. Las doradas burbujas bailarinas ideadas por el fotófrafo y publicista catalán Leopoldo Pomés harían su debut la Navidad siguiente, pero eso da para otro artículo. Mi padre se quejaba cada noche al verla: no entiendo porque es tan famosa esta tía tan fea, decía, que ni canta, ni baila, ni nada de nada, pero a mí me resultaba fascinante, rara, pero fascinante.

 


      Yo ya sabía de su triunfo en Cabaret, la pelicula con la que ganó el Oscar a la mejor actriz y la convirtió en la estrella del momento, pero cuando aquello pasó yo era demasiado niño, así que no viví en directo el nacimiento del fenómeno Minnelli. El film era la adaptación al cine del músical del mismo titulo que había triunfado en Broadway y que había sido escrito expresamente para ella, aunque, paradojas de la vida, no pudo representarlo en los escenarios pues el director contratado, Harold Prince, consideró que Liza era demasiado buena como para representar a una cantante de cabaret de segunda y no resultaría creible, ¡que cosas!

      Unos meses después de la publicidad de Freixenet llegó a mi ciudad Cabaret, y es que en las ciudades de provincia tamaño medio las películas llegaban siempre muy tarde, y allá que fuí. Pocas veces en mi vida una película me golpeó el estomago como esta. Allí había de todo, y todo bueno, música decadente, bailes decadentes, una orquesta de mujeres decadentes, nazis, judios, triangulos amorosos, abortos, una relacion homosexual, "la primera vez que vi eso en el cine", un maestro de ceremonias hipnótico y carismático y Liza, Liza Minnelli, llenando la pantalla, juguetona, pizpireta, hiperactiva, resultona, extravagante, mágica. Nunca antes y nunca después brillaría como en esta película. Ni falta que hizo. Su imagen con shorts negros, liguero, medias y bombín cantando Main Herr sobre una silla, como una especie de Marlene Dietrich de segunda en El Angel Azul es ya un icono eterno del Septimo Arte

      Después de un triunfo tan absoluto solo te queda mantenerte, si puedes, o ir hacia abajo, irremediablemente. En el cine nunca repitió un éxito tan absoluto, aunque brilló en New York, New York,  funcinó en Arthur, el soltero de oro, y tuvo vehículos diseñados para su lucimento personal que no acabaron de cuajar:  Lucky Lady o Nina.

      En los años 80, practicamente se retiró del cine, salvo en escasas ocasiones. Sus presentaciones en directo, sin embargo, eran acontecimientos absolutos, ya fuera en músicales de Broadway o actuaciones en espectaculos unipersonales y giras por todo el mundo que dejaban claro la superestrella que era. 

      Brilló también en espectáculos músicales para la televisión junto a estrellas como Goldie Hawn, Mijail Barishnikov o los Teleñecos. Merece la pena revisar estas actuaciones en Youtube, son antológicas.

 

      Fue también una de las reinas indiscutibles de los años dorados del Studio 54, donde se pasaba las noches bailando después de terminar sus representaciones en el teatro, junto a sus amigos Andy Warhol, Bianca Jagger, Truman Capote o Halston, su diseñador de cabecera. Tanto desmadre le pasó factura, normal, y empezó a ser más conocida por sus adicciones y rahabilitaciones posteriores que por su, todavía, brillante carrera.

     Cuatro bodas y cuatro divorcios, siempre se casó con hombres sospechosamente homosexuales, que poco ojo tuvo siempre esta chica, romances fallidos, enfermedades varias, su vida cada vez se parecía más a la de su malograda madre pero seguía ofreciendo espectaculos grandiosos en grandes escenarios como el Cesar Palace de Las Vegas, el Carnegie Hall o el Radio City Music Hall de Nueva Yok, el London Palladium o el Olimpia de París.

      Volvió al primer plano de la actualidad limpia, rehabilitada y más guapa que nunca de la mano de los Pet Shop Boys en un intento de relanzar su carrera como estrella del pop que no cuajó, Results se llamó el experimento. Y es que la personalidad de Liza siempre estuvo por encima de cualquiera de sus trabajos y el sonido pop no le iba en absoluto.

       

      En el cine ofreció, de nuevo, una pequeña joya que pasó despercibida, una verdadera pena,  Stepping Out, donde brilló como en sus años mozos, o incluso más, cantando y bailando rejuvenecida y plena de forma. Hizo giras multitudinarias sola o en compañía de mitos como Frank Sinatra, Sammy Davis Jr., Charles Aznavour o Pavarotti. Parcicipó en homenajes a Fredy Mercury, las celebraciones del centenario de la Estatua de la Libertad, cantando una version de New York, New York antológica, galas de los Premios de la Academia, siempre con éxito rotundo.

      Icono gay indiscutible, es una de las personalidades más imitadas en los cabarets del todo mundo, drag-queens y transformistas le renden pleitesía, amiga de Michael Jackson hasta el final, también participó en su homenaje de 2.001 celebrando sus treinta años de carrera. 

       

      Hoy en dia es más conocida por por sus fracasos sentimentales, por sus problemas de salud, una encefalitis que casi se la lleva para el otro barrio, un cancer de mama, por sus multiples recaidas en sus multiples adicciones, pero ahí sigue. Incombustible, iba decir inimitable, pero es todo lo contrario, muy imitada y única. Ahí quedan para demostrarlo un buen puñado de temas que sus buenos amigos y compositores de cabecera Fred Ebb y John Kander, escribieron para ella, y ella se encagó de inmortalizarlos: Money, Money, Maybe This Time, Cabaret, Mein Herr, But The World Goes Round, New York, New York, Liza With a Z, Ring Them Bells y tantas otras no pueden sonar mejor que en su voz.

       ¡Y es que ya no se hacen mitos como los de antes! 



 


 

 

 

 

 
 


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario