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lunes, 8 de abril de 2013

Reinas del Destape (II): Amparo Muñoz, La Muchacha Más Guapa del Universo


     Fue una de las noticias más comentadas de su tiempo en la España, todavía aislada internacionalmente, de los últimos años del franquismo; una malagueña con apenas veinte años recién cumplidos era elegida Miss Universo. 
     A  mi casa llegó la revista Semana que en portada y páginas interiores “a todo color” recogía el histórico hito. Amparo Muñoz que así se llamaba la guapísima se convertía de la noche a la mañana en una celebridad, en una heroína nacional, después del triunfo épico de Massiel arrasando en el Festival de Eurovisión el mundo entero, por fin, se rendía ante lo evidente: la mujer española era la más guapa del planeta; morena, decente y cuando besa, es que besa de verdad. 
      ¡Abajo las anglosajonas! ¡Arriba las mantillas! ¡Muera la diadema! ¡Viva la peineta! Ya solo quedaba que nos devolvieran Gibraltar.
       Un recatado traje verde botella, nada favorecedor por cierto, cubría la totalidad de una anatomía que pedía ser mostrada a gritos. Pasarían muy pocos años para que Amparo luciera todos sus encantos con generosidad y contundencia, pero de momento la “chicha” brillaba por su ausencia.
       Aún debe estar guardada esa revista en algún rincón del garaje de la casa de mi pueblo y yo leí y releí, varios veranos seguidos, la entrevista en la que la recién nombrada bella universal confesaba que lo único que ambicionaba era seguir siendo secretaria en su Málaga natal, casarse y tener hijos, llevar una vida anónima, vulgar y que la celebridad le importaba un comino.
      La vida, que a veces es muy extraña, le tenía reservada, sin embargo, un recorrido que viajaría por unos derroteros bien distintos a los planeados.
      Fue ese verano de 1974 cuando me enteré que existía eso de Miss Universo: ¡¡un jurado humano era capaz de certificar quien era la más guapa de toda la creación!!, meditó mi mente de niño, ¿eso incluiría a guapas de otros planetas?, me preguntaba mientras contemplaba las fotos de todas las guapas terráqueas. Allí no había ninguna con apariencia extraterrestre.
        Definitivamente lo de la mas guapa del Universo era un camelo. Rubias, morenas, orientales o africanas, todas eran de La Tierra y gracias.


      Nuestra bella  pronto se reveló como una auténtica antisistema, renunciando a los seis meses al reinado que la garantizaba como la más hermosa, y tras liberarse de una corona que no le apetecía mucho llevar a cuestas, el cine patrio, hambriento de nuevos rostros que exhibir, llamó a su puerta en forma de tentadoras ofertas.
      Su cara y, sobre todo, su cuerpo fueron uno de los emblemas de la transición española y todo lo contrario que “la Guapa, Guapa”, que rezaba la copla, ella si tuvo nombre y apellido y convertida en actriz, Amparo Muñoz lució palmito en películas como: Tocata y Fuga de Lolita, Vida Conyugal Sana, Mauricio Mon Amour, La Otra Alcoba, Sensualidad o Clara es el Precio, que si bien estaban asociadas, irremediablemente, a la moda del destape y la ola de erotismo que nos invadió, ya desde el principio, los títulos en los que participó estaban muy por encima de la media de calidad y fueron bastante más interesantes que los de muchas de sus colegas “destapistas”.


      Paralelamente, se convirtió en una de las favoritas de la prensa y acaparó portadas y reportajes en revistas como Fotogramas, Interviú, Blanco y Negro o el ABC, que siempre la mimó mucho.
      Su vida privada, sin embargo, despertaba bastante más interés que su carrera y relaciones sentimentales con Patxi Andión, Máximo Valverde o Elías Querejeta llenaron las páginas del papel couche.


       Sus películas aumentan en calidad y es reclamada por los mejores directores. Trabaja con Vicente Aranda, Carlos Saura, Pilar Miró, Eloy de la Iglesia, Jaime Chávarri o Fermín Cabal, entre otros, y se suceden títulos como: Mamá Cumple Cien Años, Hablemos del Amor, La Reina del Mate, o Dedicatoria.
      Volvió a acaparar todas la portadas cuando nos ofreció un suculento reportaje fotográfico de su exótica boda “balinesa” con un tal Flavio Labarca abriendo veda al resto de famosos que también se casarían de maneras más alternativas al sí quiero tradicional, pero en estos menesteres Amparo fue la pionera. El mozo en cuestión, y flamante marido, hizo honor a su aspecto de chulo y resultó ser traficante de drogas o algo así, y tan malas compañías marcan el inicio de su inexorable caída.
      Desde entonces, desgraciadamente, su fama se sustentó a base de noticias más cercanas a la crónica negra, que al glamour  que rodea una estrella: drogas, separaciones, ruina económica, enfermedades, sida . . . la bella consumida por la bestia.
       Su espectacular físico se fue deteriorando y su rostro angelical de rasgos pluscuamperfectos dio paso a las marcas de una vida imperfecta, vivida con demasiada intensidad.
      Prematuramente envejecida, sin embargo, sus facciones nunca dejaron duda de un inequívoco pasado como reina de la belleza.


      Entre sonoros escándalos como la condena a cuatro años de cárcel por tenencia de heroína, el impago de facturas o la fatídica noticia que la hacía moribunda infectada de VIH en un hospital madrileño, regresa esporádicamente al cine de manos de Fernando León de Aranoa en la estupenda Familia o con Paul Naschi, otro mito nacional, en Licántropo. Aunque será su participación en el programa La Maquina de la Verdad, desmintiendo todas esas noticias lo que marca su verdadero regreso a la popularidad, ¡que pena!
      En 2005 publica una conmovedora autobiografía con rotundo titulo, La Vida es el Precio donde desgrana su dramático periplo vital.
      Cuando nos enteramos de su muerte, con tan solo 56 años quedaban ya muy lejos sus años de esplendor. Las reseñas en la prensa hicieron hincapié en el mito del ángel caído, y yo me acordé de la revista Semana que guardando polvo en alguna caja del garaje de la casa de mi pueblo contenía ese reportaje “a todo color” donde una muchachita de Málaga aspiraba a ser una anónima secretaria, madre de familia y trabajar para luego descansar sábados, domingos y fiestas de guardar.


     Ninguna otra española ha sido elegida nunca más Miss Universo y mira que la mujer española es la más guapa y decente, la más buena y honrá. Debe ser que por ahí afuera nos tienen mucha envidia, que aquí en España es donde mejor se vive del mundo y eso de  mucha rabia.