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miércoles, 23 de mayo de 2012

La prima Donna de la "disco"


      
      Fue la reina indiscutible de la música disco y  una de las vocalistas más populares y vendedoras de la segunda mitad de los 70. Su tremenda voz marcó a toda una generación de bailones en las discotecas de medio mundo. Yo viví su época de esplendor siendo rendido admirador de su arte. Pero hagamos un poco de historia.
      LaDonna Adrian Gaines nació en Boston en 1948 y su historia parece sacada del guión más típico, y tópico, de “la chica pobre que llegó a estrella del show-bussines gracias a su tesón y algo de suerte”.
      Se formó, musicalmente hablando, en la iglesia de su barrio donde empezó a cantar en el coro parroquial, destacando, prematuramente, por sus portentosas cualidades canoras. Pero la niña de origen humilde nos salió rebelde y, ya, de adolescente, se vio que sus gustos iban por otros derroteros menos espirituales, haciendo sus primeros pinitos profesionales como vocalista en grupos de rock  y modernidades por estilo, hasta que se enroló en la troupe teatral de la gira europea del musical Hair, uno de los éxitos del momento.
      En Europa encontró el amor y se casa con Helmut Sommer de quien adoptaría su apellido, sensiblemente modificado, para darse a conocer artísticamente con el definitivo nombre de Donna Summer. Tras unos años de trabajo en la Vienne Volksoper, donde se hartó de hacer musicales, es descubierta por un par de avispados productores Pete Bellote y Giorgio Moroder que la contratan como cantante para sus experimentos musicales destinados a las pistas de baile.
      El primer trabajo surgido de tan bien avenido trío es un éxito rotundo y su impacto, inmediato y certero; el single Love to Love You Baby
se convierte en uno de los temas más vendidos del año, amén de levantar un autentico revuelo por lo “orgásmico”  de su interpretación. No en vano Donna nos ofrece a la largo de los 17 minutos que dura la canción todo un arsenal de gemidos y susurros de lo más provocadores. Reconozco que a mi me encantaba la canción, pero del rollo del orgasmo y todo eso, no me di ni cuenta. Aunque la portada del disco no dejaba lugar para la duda: la chica se lo estaba pasando bomba.
     




      I Love You, I feel Love, Our Love  y demás títulos por el estilo, continúan la línea erótico-festiva que tan buenos resultados comerciales les están dando: ritmos pegadizos, interpretación extremadamente sensual y unas portadas tan vistosas como extravagantes que acaban por convertirla en el máximo mito erótico de la música de color.
      A un ritmo de dos LPs por año, algo impensable hoy en día para ningún artista, y con títulos tan “amorosos” como A Love Trilogy o Four Seasons of Love, regresa triunfalmente a su país natal en 1978, ya convertida en una estrella por derecho propio.
       Gana el Oscar a la mejor canción del año con el tema Last Dance que interpreta en la película ¡Por Fin Ya es Viernes!, horripilante bodrio fílmico-discotequero que intenta prolongar el éxito de Fiebre del sábado Noche sin ningún pudor. Yo me la tragué una tarde de domingo y con muy buen criterio, salí espantado de la sala, con cara de “no me lo puedo creer”, pero tarareando la cancioncita.
       La racha de éxitos continua con McArthur Park y, sobre todo, con Bad Girls, el mejor trabajo de su carrera, un disco redondo, y no me estoy refiriendo a su forma, ja, ja,ja, . . .  donde, desde otra portada despampanante, en la que aparece como una buscona insinuándose junto a una farola, cantó aquello de Hot Stuff, “temazo” que volvería a conocer el triunfo, años después, desde la cola del paro de los Full Monty.
   

   
      Su status de diva de la canción quedo sellado al medirse, de tú a tú, con la mismísima Barbra Streisand en el mejor momento de su carrera. Su duelo interpretativo del tipo: “a ver quien grita más” se saldó con un empate antológico que hizo bailar a las plateas de medio mundo al conjuro de Enough is Enough, a la vez que nos prometíamos, entre desgañite y desgañite, no derramar más lágrimas. La fotografía de tan histérico dúo dándose la espalda, pelo afro en ristre, no tiene precio . . . es un autentico icono de la época. 
       


      El cambio de década no le sentó nada mal a la estrella y cada paso que daba asentaba, aun más, su trono discotequero, ya fuera desde lo alto de una radio de la post-guerra, otra portada emblemática, en On The Radio o como una vagabunda, no muy creíble, que, ya, empezaba a sonar de lo más “ochentera” en The Wanderer.
      



      Continua su metamorfosis aliándose con Quincy Jones, el productor de Michael Jackson, para sonar igual que su pupilo en Love is in Control, pero nos gustaba más cuando sonaba a ella misma, y todavía tiene tiempo para tener una niña, la segunda, mientras nos asegura que trabaja duro para ganar dinero en She Works Hard for The Money, ataviada con las galas de la camarera más sexy de la música disco. Otro tema que desgasté, de tanto bailarlo, el verano del 83 en mi pueblo.
      



      Todo apuntaba a un reinado casi-eterno o, al menos, con cuerda para rato, cuando se produjo uno de los episodios más extraños y controvertidos de su trayectoria. Cansada de tanto ajetreo y tras ciertos coqueteos con la drogas, Donna supera una profunda depresión reencontrándose con el cristianismo en su vertiente más “carca” y reaccionaria. Fue entonces que se le atribuyeron unas lamentables declaraciones acerca del SIDA que ella consideraba un castigo de Dios a los excesos de la disoluta vida de los  homosexuales, ¡cuánto daño hacen algunas creencias! El tsunami mediático que produjeron esas palabras hizo que la comunidad gay, su público mayoritario, le diera la espalda. Hubo retirada organizada de sus discos en muchas tiendas y su desaparición de los hit-parades fue inmediata.
      Aunque Donna ha manifestado, reiteradamente, que ese episodio jamás se produjo, la sombra de la duda no ha dejado de planear sobre aquello y  los intentos posteriores de revitalizar su carrera no fueron todo lo fructíferos que hubiera deseado.
      Pese a todo volvió a conocer éxitos como This Time I know it’s  for Real, con los inefables productores Stock, Aitken y Waterman , paradigma del sonido disco de los ochenta, y parecía que escuchábamos a una Kylie Minogue con más voz, o a un Rick Asley versión “negraza”, pero, igualmente, esa no era nuestra Donna de toda la vida.
      Re-regresa, por enésima vez, desplegando poderío en su discotequera versión de la empalagosa Con Te Partiro del tenor ciego Andrea Bochelli. Y continua lanzando algún que otro éxito, como Love is the Healer, pero nunca del calibre de los de antaño
      Su muerte el 17 de Mayo de 2012 víctima de un cáncer de pulmón, pilla de sorpresa a una buena legión de seguidores. Pero, ¡si aun no nos habíamos recuperado de la desaparición de Whitney Houston!
         Para el recuerdo, siempre nos quedará su voz y ese estilo inconfundible, banda sonora de otros tiempos, tan lejanos en el tiempo y tan cercanos en mi memoria.



2 comentarios:

  1. pero y esa portada con barbra... que seguro que tardaron muchiiiisimo en desenredar esos rizos!!!

    Ya era hora de que volvieses, se te echaba de menos.

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